jueves, 20 de agosto de 2009

Algo no pasa en la Feria del Libro


Fui a la Feria del Libro de Bogotá sólo porque México es el país invitado y por acompañar a un amigo que sigue creyendo que la cultura nos puede salvar de la barbarie en la que vive este país. De otra forma no hubiera ido. A lo mejor pienso como Woody Allen parafraseando a Groucho Marx: no sería miembro de un club que me tuviera a mí como miembro. No porque yo sea un escritor neurótico que aborrece la proximidad física de sus colegas. Si algo quedó claro en esta feria es que no alcanzo ni siquiera a la categoría de amateur, según los editores que rechazaron mis manuscritos. Si no quería ir era porque como lector esta feria está aportando poco, muy poco.

Desde hace unos cinco años o más, ya no recuerdo, la Feria del Libro, año tras año, es la misma: los mismos invitados, los mismos libros, las mismas charlas sobre nada. El año que China fue el país invitado el pabellón parecía un almacén de chucherías orientales. De Japón recuerdo unas clases de karate que daban cinturones negros. Cada año se ven menos mujeres bonitas atendiendo los pabellones. Hasta en eso las editoriales se han vuelto tacañas.

Pero hay sacrificios que uno hace por los amigos. Y fuimos. A pesar de que a última hora cancelaron su visita los Carlos; Fuentes y Monsivais.

El pabellón de México es digno de la cultura de ese país. Según cifras oficiales contiene casi 35 mil volúmenes. Eso sí hizo falta una mayor presencia gráfica y audiovisual, siendo México un país de pintores, muralistas y fotógrafos excelsos, y por nada del mundo pude conseguir una edición especial que sacó televisa sobre la película Los olvidados de Luís Buñuel ni la novela Terra Nostra de Fuentes.

En los demás pabellones y en los auditorios nada parece haber cambiado. El aburrimiento y la falta de innovación se apoderaron de este evento. Las estrellas de esta feria parecen ser el periodista colombiano Mauricio Vargas y su libro sobre Sucre -que coincidencialmente comienza igual que Crónica de Una Muerte Anunciada- y el sofrólogo Walter Rizo. El año pasado la figura central fue el humorista Roberto Gómez Bolaño. Algo va de un año a otro.

El único invitado ilustre de esta Feria parece ser Jorge Volpi, quien lanza su libro sobre Bolívar este sábado. Los demás eventos y charlas repiten la inercia de los años anteriores con un agravante: este año todo fue diseñado de una forma políticamente correcta. Ningún foro o Simposio que amenace con ventilar asuntos que puedan poner siquiera en duda las políticas del régimen. Eso si; atacar al Chávez, esa es la cuestión.

Al final uno termina aceptando que es mejor que haya Feria, por aquello de que la cultura nos puede salvar ….Pero ya es hora de que esta feria cambie, porque si sigue así, hasta la de Medellín será más atractiva: hay que traer escritores e intelectuales más importantes y exigirle al país invitado una presencia más estructurada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Una Flor para Garzón

Si Jaime Garzón viviera hoy el DAS lo tendría chuzado, el presidente Uribe lo habría acusado de terrorista y narcotraficante, aliado de la “FAR”. Su nombre habría salido en mil doscientos treinta y cuatro correos del computador de Raúl Reyes.

Si Jaime Garzón viviera hoy no trabajaría en Caracol o RCN y en CM& lo tendrían relegado para que no dijera nada políticamente incorrecto. Es más, la Comisión Nacional de Televisión emitiría notas de protesta cada vez que saliera uno de sus programas al aire, por irrespetar al presidente del “pulso firme y mano armada”.

Si Jaime Garzón viviera hoy ya El Tiempo habría publicado en exclusiva un documento altamente secreto donde el humorista manifestaba su apoyo irrestricto a la causa de la revolución Bolivariana Chavista y, por supuesto, la Gurisati en la Noche de RCN le habría dedicado una semana completa para revelar sus nexos con las FARC, Al Qaeda, Hezbolá Y ETA, y para denunciarlo como traidor a la patria.

Si Jaime Garzón viviera hoy seguro estaría madreando a todos los que ayer salieron en televisión a decir que lo extrañaban y les hacía falta, cuando la mejor manera de recordarlo es seguir su ejemplo y reírse de esta mano de Godofredos Cínicos que nos gobiernan.

Si Jaime Garzón viviera hoy sería amenazado en todos los Consejos Comunales por el presidente, que lo retaría a darse en la jeta dónde fuera, marica.

Si Jaime Garzón viviera hoy ya lo habrían matado los mismos que lo mataron hace diez años. Otros. O los mismos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Festival de la lluvia, feliz cumpleaños Bogotá


Esta mañana Monserrate amaneció tapado de nubes. A mediodía, en la Avenida Jiménez con carrera séptima el viento se mandó con todo, con las gotas de esa lluvia boba que cae desde hace dos meses. Era uno de esos días típicamente bogotanos, fríos, grises, venteados. El día ideal para cumplir años, Bogota, salvo que en las calles nadie parecía darse por enterado y la misma ciudad no tenía la más mínima señal de que estuviera de fiesta.

Mientras caminaba contra esa lluvia boba, esquivando paraguas y parroquianos acelerados por los andenes de la séptima, sin una sola bandera amarillo y rojo en las ventanas, recordé que desde hace más de diez años, por esta época, se celebra el llamado Festival de Verano, un engendro para dilapidar los recursos públicos, sin afianzar la identidad de la ciudad ni desarrollar el sentido de pertenencia, que escasea en la mayor parte de los migrantes que llegaron a esta ciudad desde cualquier lugar del país.

El Festival de Verano es un engendro socio cultural, por muchas razones. Primero porque fue una idea promocional del canal City Tv, que se volvió oficial por la fuerza de su penetración en la ciudad. Segundo por su mismo nombre. Hablar de un festival de verano en una época en que soplan los vientos lluviosos sobre la ciudad y las noches son más heladas que nunca, es un despropósito semántico y climático. Muchas veces en mis labores de reportero o entrevistador, les pregunté a los directivos de cultura y turismo de la ciudad por qué seguían manteniendo ese absurdo nombre y me respondieron que no debía tomarse en forma literal, sino por lo que significa el verano en cuanto a sinónimo de alegría y vacaciones. Este año el absurdo llegó hasta crear un ambiente playero en el Simón Bolívar.

En materia de fiestas, todas las ciudades de Colombia tienen un claro concepto de lo que son, lo que quieren, como se llaman y como identifican su cultura, su entorno y su topografía. Para no ir más lejos, por estos días las Fiestas del Mar en Santa Marta o la Feria de las Flores en Medellín. En Bogotá unos magos del marketing y la cultura anglo nos clavaron un festival de nombre extraño por donde se le mire. Es como si en la Paz si hiciera un carnaval del Mar o en Machu Pichu las Fiestas del Desierto o en Neiva, en vez de San Juanero, Rock al Río.

El tercer absurdo de esta celebración es su agenda tan dispersa, caótica, errática. Hay de todo pero no hay nada memorable. No hay un evento central que uno espere todo el año, como la batalla de las flores o el desfile de silleteros o la cabalgata.

No hay una fiesta a la altura de esta ciudad para celebrar su cumpleaños. Es el gran fracaso de quienes manejan la cultura distrital y también un motivo de preocupación por todo el dinero que se despilfarra en celebraciones sin arraigo ni carisma. Solo nos queda decir, Feliz Cumpleaños Bogotá y que algún día se de por fin un Festival del viento o de la lluvia.

martes, 28 de julio de 2009

Samuel en la olla


Los que llegaron a pensar en algún momento que Bogotá era un isla en este mar de la corrupción, las componendas, la politiquería y el tráfico de influencias, perdón, de notarías, que es el gobierno nacional, deben estar dándose contra las paredes.

En una sola semana, la personería y la contraloría anuncian sanciones contra los secretarios más defendidos por Samuel Moreno, el de Movilidad y el de Educación, y el mismo alcalde confiesa que tuvo que destituir a Bernardo Villegas por inepto e incompetente en temas como el de la semaforización.

Las sanciones tienen que ver con sobrecostos y con fallas protuberantes en los procesos de contratación que favorecen a terceros con millonarias sumas. La Personería destituyó al Secretario de Movilidad, cosa curiosa, cuando ya no está en el cargo, porque entregó el inventario físico de taxis de la ciudad a la firma SIM, sin licitación y sin estudios previos, a través de una adición a un contrato de concesión con otro objeto que ya estaba ejecutando la citada empresa. El favorcito tuvo un costo se 5600 millones de pesos. En la práctica de poco han servido.

Por su parte, la Contraloría anunció a los medios que sancionará al secretario de educación Abel Rodriguez porque el Distrito pagó mil trescientos millones de pesos por un predio para la reubicación del colegio el Mochuelo, cuando el verdadero valor del terreno no alcanzaba los 400 millones.

Según Abel Rodríguez, Secretario de Educación, la irregularidad se presentó en una falsificación de un avaluo que le presentaron, lo que llevó a pagar la cifra. Pero a renglón seguido se lanzó a presentar el hecho como una persecución en su contra y si la sanción se llega a oficializar es casi seguro que la ADE, el sindicato de los maestros del Polo en Bogotá se lanzara a las calles a defenderlo y suspenderá las clases en los colegios públicos.

Nunca antes, desde los tiempos de Caicedo Ferrer, se había visto una administración tan acosada por investigaciones y sanciones como esta. Sin olvidar el lío del personero con DMG. Al alcalde Samuel Moreno el tema de la transparencia administrativa poco le importa. Hace lo mismo que el presidente Uribe, en vez de sanear su gabinete, defiende con bravuconadas a los corruptos. Qué rápido se está gastando Samuel el respaldo que le dieron sus electores. Ojala le quede algo de firmeza, capacidad gerencial y honestidad o terminará dándole la razón a los gomelos fascistas de Facebook que le quieren revocar su mandato, porque no conciben que alguien del Polo esté en el poder.

viernes, 24 de julio de 2009

Hay vida más allá de Bogotá: en Cali

Un fin de semana en Cali es suficiente para recordar que en este país los provincianos somos los rolos, que no sabemos lo que es un buen vividero y creemos que vivimos en la única ciudad que vale la pena en este país.

Nada de eso es cierto. Con solo tomar la autopista que va del Aeropuerto Bonilla Aragón al centro de la ciudad uno empieza a descubrir cosas que Bogotá nunca ha tenido. Una verdadera autopista, amplia, cruzada por puentes que nunca se embotellan, rematados por orejas y no por atajos ciegos y mal diseñados.

Llevaba como veinte años sin ir a Cali, pero me queda la absoluta seguridad de que fue así desde que se hizo ciudad, que fue bien hecha desde el principio y fue creciendo sin dañar su trazado inicial.

Cuando uno mira por la ventana del taxi ve que esas avenidas amplias están rodeadas de vegetación, de zonas aledañas para que uno camine y de ciclo rutas seguras y no de las porquerías que hay en Bogotá, como la de la carrera once.

Todo es amplio y tiene un lugar para el aire, porque en Cali hay muchos carros y buses y el MIO, pero SE RESPIRA, SE ESCUCHA. Es el mismo país, los mismos vallenatos llorones, el mismo reggaetton pornográfico, los mismos comentaristas deportivos prepotentes e histéricos, pero todo eso mismo sabe a algo diferente, porque se siente que hay una especie de idea de lo que es la vida, la vida simple la de tomarse un cholado en una esquina sin pensar que puede estar hecho con frutas pichas o rendido con agua sucia, la de mirar, la de comerse una buena carne en cualquier parte sin temor a que sea de perro, la de ir a un mercado de las pulgas sin tener que torear a drogadictos que se disfrazan de rastas, la de ir a cine de noche y dormir tranquilo.

Y eso que Cali sobrevivió a la guerra de los carteles, a una mano de alcaldes ineptos, y ahora se debate en el fuego cruzado de los lavaperros desquiciados. Con todo y eso, lo que le sobra es vida y ciudad y no como a nosotros los rolos que no tenemos ni vida ni ciudad, rodeados de paracos, pandilleros, barras bravas, basura y trancones.

viernes, 17 de abril de 2009

Queremos rock, pero bien lejos



El escritor Milan Kundera definía el infierno como el mundo en donde ya no hay silencio, en donde por todas partes se escucha música, y sobre todo rock. Creo que ese infierno es el que estamos viviendo sobre todo ahora que la música es como Dios, está en todas partes, es la que determina la forma de ser y vestir de los seres humanoides que caminan por las calles. El viejo slogan de MTV, NO MUSIC NO LIFE se ha hecho macabramente real. Sólo se habla de música. Hasta se mata por la música. ¿Hubo alguna vez una batalla campal entre seguidores de Vivaldi y Scarlatti? ¿Los seguidores de Mozart apedrearon alguna vez los faroles de las calles de Viena?

La música es el apartheid del siglo XXI y las tribus urbanas son legiones de autistas conectadas a un I-Pod.

Pero el viejo slogan de MTV puede tener una variante más macabra. MUSIC NO LIFE y lo repiten los vecinos del parque Simón Bolívar. Los que no pueden dormir o ni siquiera salir a la calle cada vez que hay un concierto. Uno pensaría que la semana santa es para descansar, pero los empresarios que trajeron a Kiss y la alcaldía que dio el permiso, no lo creen así. Y los vecinos de este parque creado para la recreación pasiva tuvieron que irse POR LA MUSICA A OTRA PARTE.

La otra variante del slogan de MTV, MUSIC NO LIFE es que su vecino se crea rap-ero, rock-ero o hiphop-ero o reggae--ero y se la pase todo el día o toda la noche azotando una batería sin sacarle nada más que golpes desesperantes. Y, por supuesto, ni la policía ni la alcaldía hacen nada. Obvio, también puede ser desesperante un violín una trompeta y los vecinos de Beethoven vivían locos con el músico. Pero es que ahora en cada casa o garaje hay un genio que se cree rockero, en este país que no ha dado uno sólo famoso. NI UNO SOLO.

Claro, de inmediato sale la diatriba contra los que tenemos más de cuarenta, que es que los cuchos no aguantan tantos decibeles, pero los que tenemos más de cuarenta llevamos cuarenta años escuchando rock y no por eso tenemos que teñirnos el pelo o quitarle el sueño a los vecinos.

El asunto es simple. La alcaldía debería hacer todo lo posible para que los vecinos del Simón Bolívar pudieran dormir tranquilos TODOS LOS DIAS, y para que las bandas de rock ensayaran a horas razonables y en sectores no residenciales. PERO ESO NO VA A PASAR, porque desde hace más de una década priman los derechos de los rap-eros, rock-eros o hiphop-eros sobre los de todos los demás ciudadanos. Por eso la alcaldía se tira todos esos millones en rock al parque, cuando eso debería ser organizado por empresarios particulares.

Pues hay malas noticias para los vecinos del Simón Bolívar. La Secretaría de Cultura ya anuncia en su web la realización de rock al parque para junio y de Hip Hop al parque para octubre, a pesar de que estos vándalos destruyeron todo el mobiliario urbano de los alrededores y los metaleros rompieron los vidrios de los barrios vecinos porque no pudieron ver IRON MAIDEN. NO HAY SANCIONES SE LES PREMIA.

Ojala no pase, pero si esto sigue así, algún día las calles de los barrios que rodean el Simón Bolivar serán como hoy es Cuadra Picha, el infierno de Kundera.


miércoles, 8 de abril de 2009

Medellìn, Cali y Bogotá, crucificadas por la inseguridad democrática

Armo esta nota con tres noticias que reflejan una poderosa coincidencia

29 muertos en cinco días en Medellín; parte de la racha sería por guerra en la 'Oficina de Envigado'

Un sector de esa banda sicarial declaró objetivos militares a sus jefes alias 'Valenciano' y a 'Yiyo' por negociar sus entregas con la DEA. Ayer, hubo ocho víctimas.
Cuatro personas baleadas en el Hotel Mayorca, en el centro de Medellín; un reinsertado del bloque Cacique Nutibara muerto en el barrio Manrique; un doble homicidio en el barrio Pablo Escobar; Mario Henao, miembro de la Corporación Democracia, reportado como desaparecido; un hombre de 26 años acribillado en el barrio Popular; cinco personas baleadas en la comuna nororiental; dos muertos en una peluquería del barrio La Pradera, son algunos de esos hechos de sangre.

Hace apenas una semana, durante la reunión del BID volvimos a escuchar el discurso viejo y remendado de que Medellín es la ciudad más hermosa y segura del mundo. Claro que sí. Medellín es una ciudad bonita, aseada, cívica. Su gente, es amable con el visitante, emprendedora, trabajadora, pero tienen la costumbre de mentirle al mundo en aras de quedar como los más “chachos” de la película. Que se mientan a ellos mismos no es problema, pero que sus autoridades y sus medios mientan y escondan toda la escoria que hay bajo el tapete fue lo que llevó a Pablo Escobar a convertirse en un ambiguo mafioso que veía tranquilamente sentado en las tribunas del Atanasio los partidos del Nacional.

Nadie ha identificado mejor que Alonso Salazar, el alcalde actual, las raíces socio-culturales del problema mafioso de Medellín y nadie como él maneja todas las aristas del conflicto para darle a Medellín el verdadero vuelco que necesita. Nadie como Alonso Salazar para no caer en la trampa de la seguridad democrática, que en vez de solucionar el problema lo ha multiplicado en una forma exponencial.

Si esa mano de muertos del fin de semana hubiera sucedido en Bogotá, y no en Medellín, ya todos los medios estarían crucificando a Samuel, el alcalde, y Nicolás Uribe lo estuviera citando a uno de tantos escandalosos e inoficiosos debates en el congreso. El problema no es de debates ni de escándalos.

La otra noticia va por el mismo lado

Cascos azules de la ONU en Cali pidió el gobernador del Valle, Juan Carlos Abadía

Para pedirlos, argumentó que el municipio está en un sitio estratégico que permite a la delincuencia maniobrar de manera sorpresiva.
También pidió al director nacional de la Policía, general Óscar Naranjo, la presencia de mayor pie de fuerza.

El secretario de Gobierno, Víctor Manuel Salcedo, señaló que las cifras de la Policía, de Medicina Legal, de las secretarías de Gobierno de Cali y Valle muestran un comportamiento de la delincuencia en Cali: "No se trata de señalar a nadie, sino decir que vamos a implementar unas medidas, porque la situación de inseguridad de Cali no es una percepción, es una realidad", anotó Salcedo.

¿Leyeron bien? Cascos azules, como en Beirut, en la franja de Gaza, en Bosnia. Es decir, la situación en Cali desbordó cualquier límite sin que Uribe y su ministro de defensa platearan una estrategia válida y efectiva. La seguridad democrática cumplió en forma parcial su objetivo de acabar con la guerrilla, pero en forma sospechosa dejó intacta la estructura mafiosa del país. Y esa es la que está devorando nuestras ciudades.

¿Quedó claro en que país estamos viviendo? Como al 80 % de los colombianos no les queda claro, hay que repetirlo. No en el país de los buenos uribistas que luchan por acabar con las malvadas FARC. Sino en el país de las pequeñas mafias que durante los últimos años impusieron sus estructuras criminales en todos los niveles del estado.

Y cerremos con una internacional

Fujimori estaría preso hasta los 93 años; fue condenado a 25 de cárcel por homicidio y secuestro

Fujimori fue uno de los más presidentes más populares del Perú. Acabó con Sendero Luminoso y dicen que impulso el desarrollo de la economía. Los medios de comunicación lo adoraban. Cristina Saralegui se encargaba de ensalzarlo todos las noches a través de su hediendo canal peruano. Los dos estuvieron presos. La justicia se encargó de mostrar que detrás de todo lo que existía era un andamiaje bien montado de criminalidad y corrupción presidencial. ¿Nada parecido con un lejano país andino? Parece que la justicia existe y opera. No hay que tentarla, ni chuzarla.